viernes, 16 de diciembre de 2016

La Magia del festival de San Antonio de Arredondo en Punilla

A mediados de cada diciembre desde hace 26 años, San Antonio de Arredondo reúne a gente y artistas de todo el país. Este singular encuentro fue pergeñado, entonces, por el celador de la escuela del pueblo, el Negro Valdivia. La idea era reunir a la comunidad educativa y darle espacio a expresiones artísticas del lugar y de la zona. En ese primer encuentro participaron poco menos de 200 personas en un descampado cercano al río. El año siguiente ya fueron unos 500, y desde entonces no dejó de parar su crecimiento. El despegue extralocal se dio cuando Raly Barrionuevo aceptó ser padrino del Encuentro nacional y cultural de San Antonio de Arredondo. Así, se fueron agregando artistas de todo el país que participan sin cobrar un solo peso. En la última edición de este fin de semana no se podía calcular la cantidad de gente que concurrió porque no se cobra entrada, pero algunos especulan que durante los cuatro días pasaron por el lugar unas 15 personas. Cientos de carpas se convierten en el refugio temporario de miles de asistentes que pueden disfrutar de actividades de todo tipo en tres fogones musicales, espacios abiertos para talleres culturales de distintas opciones, carpas para proyecciones de películas, presentación de libros, charlas con pintores, muestras de fotografías, puestas de teatro, actividades para los niños, y mucho más. En cualquier rincón te puede sorprender un malabarista que desafía a una artista que hace destrezas en tela, o varios jóvenes que buscan formas novedosas del manejo de los aros. Al pensar resulta inabarcable describir todo lo que allí ocurre.
La gente camina, se encuentra, planifica todo el año la llegada a San Antonio para reencontrarse. Emociona llegar al predio y empezar a encontrarte con conocidos que hace tiempo no veías, y hacer nuevos conocidos. Durante el día las actividades son múltiples. El río es un aliado inestimable para atemperar algunas horas de sofocación y trasladar a ese ambiente otras actividades. Por la noche, cuando empiezan las presentaciones de artistas en el escenario principal Jacinto Piedra, la magia llega a su momento de éxtasis. La conducción armoniosa del Negro Valdivia, y el respeto de cada artista a sus tiempos de actuación, habla también del espíritu del encuentro. Este año se logró un momento mágico y emocionante la madrugada del domingo, cuando en el marco de la actuación del grupo La Pacota, artistas que miraban desde abajo del escenario subieron a acompañarlo en la interpretación de Vamos mi negra. "Encuentristas" como Mery Murúa, Ramiro González, Raly, José Luis Aguirre y Valvidia junto a la enorme bailarina Silvia Zervini, lo acompañaron en esa canción que procura darle fuerza a su compañera que sufre una enfermedad severa. Después la apoteosis llegó en el final de la actuación de José Luis Aguirre, cuando todos esos artistas, más Paola Bernal, integrantes del Presenta trío y una multitud que copó el escenario para bailar, preanunciaron lo que fue un cierre completado con Bicho Díaz, Raly, y otros más hasta la luz del amanecer ganó el lugar. Resumir la experiencia de haber estado en el encuentro de San Antonio es tarea imposible. Muchas emociones irán floreciendo a medida que vaya recordando momentos, saludos y conversaciones. Los ojos no pueden parar de mirar, el cuerpo no puede parar de moverse, las emociones no dejan de sorprenderte, no podés dejar de sentirte feliz. En fin, hablé con el Negro Valvidia y le pregunté qué explicación tenía éste fenómeno que no trasciende a escala de grandes medios, y no supo contestarme, o sí; me dijo: "No tiene explicación, es un hecho mágico". Cuando intenté averiguar cuánta gente disfrutaba de este encuentro, agregó: "Algunos pueden decir que vinieron unas 20 mil personas, yo que digo que son 20 mil abrazos", tomá. PD: El Negro Valdivia es un consagrado bailarín al que invitan los principales artistas cuando quieren agredecer a los asistentes a sus espectáculos, y también un agradecido que puede participar en cualquier cumpleaños, aniversario, reunión de amigos en parajes en donde se baila en patio de piso. Este hombre fue el que tuvo la idea inicial del Encuentro y en uno de los primeros encuentros, Raly, que es una especie de padrino, consiguió que llegaran a tocar un par de temas León Gieco y Gustavo Santaolalla. Esa noche, cuentan, fue interminable, y Santaolalla se fue hechizado con la experiencia. Así fue que terminó escribiendo la canción Celador de sueños, que alude a ese celador que 26 años atrás empezara a movilizar a una comunidad escolar y hoy es un fenómeno "inexplicable". No sé si cabe agregar que la Negra Sosa grabó ese tema en su disco póstumo "Cantora". PD2: Un compañero del diario, Augusto Laros, me preguntó hace un rato qué me había parecido el encuentro y por teléfono le contesté que no podía terminar de procesar la experiencia, y el guanaco me escribió: "Me siento un poco en deuda con el encuentro. Le saqué más de lo que le dejé. Colaboraré el año que viene". Se va entendiendo porqué resulta imposible resumir esta cuestión. Gracias Encuentro!.