lunes, 26 de junio de 2017
Festicasa, el fracaso de querer revivir Festirama
A fines de 1999, un grupo de empresarios y comerciantes locales y de otros lugares se propusieron revivir Festirama, aquel festival que marcó parte de la historia más importante de Río Ceballos a fines de los ´60 y comienzos del ´70.
La desaparición de Festirama, en 1973, también marcó el punto de caída libre más importante de la historia del Río Ceballos turístico hasta hoy.
Por eso, aquella gesta de 1999 aparecía como quijotesca y como era de esperar, no terminó bien.
La iniciativa fue propuesta por la “Festi Casa” producciones, encabezada por Víctor Cáceres, ex integrante de Docta producciones, aquella productora que organizaba Festirama, y el empresario local José de la Iglesia.
El lugar elegido era el predio de Festirama, obvio, aunque no se utilizó el viejo escenario, si no que se montó uno especial en la cancha de fútbol.
El compromiso era realizar el festival durante cuatro jornadas para su primera edición, y durante nueves jornadas para las ediciones posteriores.
El riesgo era para la productora, que no podría suspender el festival a no ser por razones de fuerza mayor debidamente acreditadas.
Entremedio del municipio, que aportaba con la cesión del lugar, y la productora, estaban los SRT, que a través de Canal 10 y radio Universidad iban a transmitir en directo todas las alternativas del festival.
Este convenio despertó un entusiasmo contagioso por el alcance que podría tener la convocatoria.
Además se había declarado al festival de interés municipal por el concejo deliberante.
En cada una de esas cuatro noches se iba a sortear una casa, que el grupo empresario había empezado a construir en unos terrenos que había comprado en barrio Loza.
El festival
Luego de varios días de armado del escenario, el sonido, las luces y el cerramiento del predio había llegado la hora del inicio del festival.
Esa noche estaban programados Los Tekis que fueron los encargados de ser el grupo de apertura. Luego pasarían por el escenario Los Amigos (un incipiente Sergio Galleguillo), Sonkocanta, DNI folclore, el ballet Camin de Cosquín, el humorista Conejo Simón, y un cierre a todo cuarteto con Carlos “La Mona” Jiménez.
La Mona apareció en las diferentes publicidades en medios gráficos y en Canal 10, pero nunca se enteró que estaba contratado. Por supuesto no se presentó. Esa noche llegaron a venderse poco más de 600 entradas para un predio que esperaba alrededor de 10.000 espectadores. Los puestos de comidas y entretenimiento fueron los primeros en venir el fracaso, son siempre el pulso exacto de qué puede pasar en un evento así porque son los primeros en sufrir el engaño.
La segunda noche caminaban por el predio no más de 200 personas.
La presión ya no era sólo de los organizadores, que firmaban cheques voladores a destajo detrás del escenario para que subieran los artistas programados esa noche: Los Tucu Tucu, Jorge Arduh, Los Alonsitos y el Trío San Javier.
A pocos metros de donde fracasaba rotundamente la fiesta que pretendía reposicionar a Río Ceballos como una de las plazas festivaleras más importantes, en el despacho del intendente municipal se urdía una salida de emergencia. Entonces intendente Sergio Spicogna, junto a su secretario de Coordinación, Eduardo ¨Pipo¨ Campos y responsables de la Lotería de Córdoba, acordaron que esa segunda noche se realizará el sorteo de las primeras dos casas, y que se suspendía el Festi Casa. Para no agigantar el escándalo, el municipio otorgó a los ganadores de los sorteos el valor en cheque proporcional a las viviendas que construía el grupo empresario, y minutos después los plomos comenzaban a desarmar todas las instalaciones.
Mercedes Sosa
La gran cantora tucumana era la gran apuesta de los organizadores. Hacía varios años que no actuaba en Córdoba y ése verano no acordó con el festival de Cosquín ni con el de Jesús María, por eso su presentación en Río Ceballos generaba gran expectativa. Pero los organizadores nunca terminaron de cancelar el contrato, al que habían señado en Buenos Aires. En ese momento, uno de los empresarios, Jorge Caggiano, declaró a La Voz del Interior: “Nosotros entregamos a la señora Mercedes Sosa 20 mil pesos como anticipo a su actuación. Los problemas surgieron por ellos no quisieron aceptar el saldo con un cheque, manteniendo una posición intransigente muy difícil de conciliar”.
“La Negra” estaba alojada en Córdoba ese viernes 4 de febrero de 2000, esperando esa cancelación del monto del contrato y esperó hasta entrada la tarde hasta decidir tomarse un avión y volverse a Buenos Aires. Lo mismo hizo Víctor Heredia, que la iba a acompañar en el escenario, donde también estaban programados Los Pericos, el ¨Sapo¨ Cativa y Síntesis.
También quedó pendiente la actuación el cuarto día de Horacio Guarany y otros artistas de reconocida trayectoria nacional.
Un fracaso más
Suspendido el festival, entregados los cheques a dos ganadores de ese sorteo, el municipio inició una demanda a los organizadores, que ante las primeras intimaciones decidieron pagar el monto de la demanda, que era de 60 mil dólares, y representaba el valor de los cheques y otros gastos que se erogaron para acondicionar el predio y el pago de horas extras a empleados que trabajaron en esas tareas.
Pero esos cheques nunca llegarían a compensar el daño a la imagen de todo un pueblo que se ilusionó en revivir uno de sus íconos históricos y quedó en ridículo ante todo un país.
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